Cuando aquel viernes de marzo tu jefe te dijo que recogieras tus cosas porque a partir del lunes empezabais con el teletrabajo no sospechabas, ni por asombro, todo lo que se avecinaba. Pensaste: “Bueno, serán dos semanas. Sobreviviré. Es más, puede que incluso me guste pasar un tiempo con la oficina montada en casa…”. Y desde entonces, llevas ya más de dos meses encerrado en tu piso trabajando en remoto.

Que hayamos tenido que pasar por una pandemia para actualizarnos y ponernos las pilas en tema de teletrabajo da, si más no, que pensar. Algunos creerán que esta crisis ha dado un empujón a muchas empresas para que descubran que sí que es posible establecer sistemas como el teletrabajo entre sus empleado. Pero, ¿volveremos a las oficinas tradicionales cuando todo se normalice? ¿O adoptaremos nuevas fórmulas y por fin facilitaremos el teletrabajo como incentivo de salario emocional?

Teletrabajo sí, pero no a cualquier precio

Que te envíen de forma obligada a tu casa sin material ni equipos de oficina, sin un espacio de trabajo adecuado, con horarios difusos y aislado socialmente, no es teletrabajo. Es, como mucho, una put*** -¡perdón por la expresión!-. Sabemos que esta ha sido una situación extraordinaria que ha cogido a todos por sorpresa. Pero no debería marcar un precedente ni servir de excusa para pisotear los derechos de los trabajadores.

El teletrabajo puede suponer una gran oportunidad para facilitar la conciliación familiar y laboral, motivar y mejorar la productividad de los empleados y fidelizar el talento de nuestra empresa. Sin embargo, si no se aplica correctamente puede convertirse en un arma de doble filo. Muchos trabajadores confiesan haberse sentido estresados, distraídos, aislados, con falta de motivación y sobrevigilados por sus jefes durante estos últimos meses de confinamiento en los que se ha impuesto el teletrabajo de forma masiva.

Aunque vamos dando pasos hacia delante en materia de teletrabajo, todavía nos queda mucho por aprender sobre cuál es la mejor forma de instaurarlo.

Coworking para facilitar el teletrabajo

Existen espacios profesionales diseñados específicamente para facilitar el teletrabajo. Los coworkings se presentan como una solución perfecta tanto para trabajadores como empresas. Los primeros consiguen un espacio de trabajo totalmente equipado fuera de su hogar, lo que les permite mantener una separación entre su vida personal y profesional. Además, los coworkers se encuentran rodeados de una comunidad de emprendedores y trabajadores como ellos en la que reina un ambiente de colaboración y creatividad. Si trabajas en un espacio en el que todos se sienten motivados, ¡es fácil contagiarse de esta actitud!

En cuanto a las empresas, el coworking les ofrece un ahorro de costes importante, ya que no tienen que cargar con todos los gastos habituales de una oficina propia. También les facilita servicios adicionales como el alquiler de salas de reuniones, un servicio de oficina virtual para domiciliar su sociedad en una localización estratégica, atención de llamadas telefónicas, recepción y gestión de correspondencia… Y lo más importante, ¡un espacio de trabajo inspirador para sus empleados!

En momentos como los que vivimos, la elección del coworking más acertado para nosotros dependerá de varios factores como su ubicación, tarifas, servicios que ofrece… Pero tendremos que valorar también las medidas de prevención y protección que haya tomado el centro para garantizar un espacio de trabajo seguro para todos.

En definitiva, parece evidente que el teletrabajo ha llegado para quedarse. Si bien no es una opción viable para todos los sectores y profesiones, sí que se considerará implantarla en muchas empresas a partir de ahora. Sus ventajas son claras si se aplica correctamente y se basa en una relación de confianza entre empresario y trabajador, así que ¡larga vida al teletrabajo!