¿Para qué sirve el latín? Griego antiguo, ¿quién estudia eso? Estas son solo algunas de las preguntas que muchos de nosotros nos hacemos cuando oímos hablar de lenguas muertas. Porque están muertas, ¿no? ¿Seguro? Hoy queremos romper este estigma y demostrarte que, aunque parezca mentira, cada día ves y lees palabras en latín y griego. Puede que no estén tan muertas como pensabas…
La etimología de una larga lista de productos que consumimos a diario tiene su origen en el latín y el griego: la mermelada Helios (en la mitología griega, el dios Sol), la marca deportiva Nike (‘victoria’ en la lengua de Homero), la crema Nivea (del latín nivis, ‘nieve’), los productos de limpieza Ajax (de Ayax, el considerado segundo mejor héroe de Grecia después de Aquiles); incluso la compañía japonesa de calzado y ropa deportiva Asics debe su nombre a la expresión horaciana Anima Sana In Corpore Sano.
Pero digno de estudio es el caso del mundo automovilístico. Empezando por el nombre de la marca alemana Audi, que responde al imperativo del verbo latín audio. ¿Por qué? Uno de los socios iniciales se apellidaba Horch, que en español significa ‘oye’ y optó por poner el equivalente en latín. Esta también fue la lengua que escogió el creador de la marca Volvo para poner nombre a su compañía, pues en latín volvo significa ‘dar vueltas’.
Y si entramos en los modelos de coches no acabaríamos nunca. Skoda tiene especial debilidad por los nombres romanos de mujer: Felicia, Fabia, Octavia… Mientras que Daewo optó por bautizar a uno de sus coches como kalos, que en griego significa ‘hermoso’. A su vez, podríamos decir que el latín está vivo gracias a Suzuki, ya que es la marca que más utiliza esta lengua para poner nombre a sus modelos: Aristos, Ignis, Prius, Celsior se traducen como ‘el mejor’, ‘fuego’, ‘superior’ y ‘el más noble’, respectivamente.
El mundo vitivinícola también tiene su lado clásico. Vinos como el Aurus (‘dorado’), Placet (‘el que gusta’), Protos (‘primero’), Augustus (‘majestuoso’) o Carpe Diem (expresión horaciana que literalmente significa ‘cómete el día’) ponen de manifiesto que las lenguas clásicas inspiran calidad y prestigio. Será que el latín y el griego tienen su punto elegante y sofisticado que a priori no éramos capaces de detectar…
Sí señor, el empleo de las lenguas clásicas para los nombres de productos es un recurso muy curioso y frecuente. Si el griego y el latín nos parecen dos lenguas enterradas, pasadas y muertas, ¿cómo es que lo utilizan marcas de prestigio? En verdad, el mundo clásico es un mundo inspirador en muchos campos: literatura, arte, cine… Sus incontables mitos, su apasionante historia y sus característicos personajes han sido utilizados, versionados y recreados en libros, películas y lienzos. Y con la lengua no podía ser distinto. Si estás pensando un nombre para tu futura empresa, podrías considerar la opción del latín o el griego. ¿Quieres ser glamuroso y sofisticado? Pues ya tienes tu respuesta. 😉