¿Cuántas veces has pensado que tienes mucho que ofrecer pero te da miedo el fracaso? Puede que necesites alguien que te convenza de que tu idea es buena, que en tu mente habita un proyecto espectacular y que el temor a fracasar está evitando que triunfes profesional y personalmente. Por este motivo, vamos a formularte una serie de preguntas. Analiza las respuestas y, según tus resultados, empieza ya mismo a construir el camino hacia la gloria.
¿De verdad quiero hacerlo?
El convencimiento de que lo que tienes entre manos es muy grande es el primero de todos los pasos para que algún día llegue a ser así. Tú más que nadie tienes que ser consciente del potencial de tu proyecto y confiar en que lo tuyo promete –¡y mucho! Si ya no crees que puedes aportar algo nuevo, diferente, atractivo y bueno a la sociedad, no continúes leyendo.
¿Tengo las aptitudes?
Aunque te guste mucho la cocina, si lo tuyo no son los fogones, no intentes crear el mejor pastel del mundo porque la victoria te queda un poco lejos. Sé realista y piensa cuáles son exactamente tus habilidades más destacadas porque tu idea debe estar relacionada con ellas.
¿No me importa pasar el día con mi idea?
Ocho, nueve, diez, once… Cuando te sumerges en un proyecto personal, el número de horas diarias que le dediques es una cifra muy relativa. No te comprometas con demasiadas cosas más, porque si quieres llevar tu idea a la cumbre necesitarás vivir muchas horas con ella. Emprender tu propia idea supone un sacrificio personal destacado, así que debes tener disponibilidad para ello.
¿Tengo el apoyo de mi familia y amigos?
Los próximos años vivirás por tu proyecto, lo quieras o no. Con esto te queremos decir que tu entorno también se verá afectado. Es sumamente importante que las personas que te rodean te apoyen y te ayuden a avanzar. Aunque suene cursi, sin su apoyo lo más seguro es que tu idea no llegue a buen puerto, porque cuando tenemos el apoyo de nuestra familia y amigos, todo es más sencillo.
¿Qué tiene de diferente mi idea?
En la diferencia está el éxito y no es solo un tópico. Parece que ya todo está inventado y que ya no puedes aportar nada más a la sociedad, pero es mentira. Si tienes competencia, analiza qué puedes hacer que el resto no haga; si eres uno más, intenta buscar aquel pequeño detalle que te convierte en único. Eso sí, siempre procura ofrecer algo útil, uno de los adjetivos más destacados de las buenas ideas.
¿Llevas años queriéndolo hacer?, ¿tienes aptitudes más que suficientes para desempeñar este trabajo?, ¿no te preocupa el hecho de pasar más de doce horas diarias con tu proyecto?, ¿cuentas con el apoyo de tu familia?, y ¿sabes que tienes una idea brillante que reventará el mercado? Si todas las respuestas son afirmativas, no hace falta que digas nada más. ¡Manos a la obra, emprendedor!