¿Cuántas veces te has encontrado delante de un proyecto creativo que requería toda tu atención y has sentido que tenías los niveles de inspiración bajo mínimos? La creatividad es a menudo caprichosa. Hay días en los que nos levantamos con ganas de comernos el mundo y otros, en cambio, en los que las ideas brillan por su ausencia y nos notamos más espesos.
Sin embargo, no debemos olvidar que al igual que la memoria y otras habilidades cognitivas, la creatividad también se estimula y puede mejorarse. ¿Cómo? ¡Entrenándola como harías con cualquier músculo! Sí, incluso los genios más reconocidos admiten tener algunos trucos para mantener una mente creativa.
Inspírate en el trabajo de otros
¡Ojo al dato! Decimos inspiración y NO plagio. La originalidad pura y dura no existe y hasta los artistas y gurús de mayor renombre empezaron en su día inspirándose en el trabajo de otros. Se trata de encontrar referencias de aquello que te gusta y combinar ideas para crear finalmente un estilo propio. Seguir tus cuentas creativas favoritas puede suponer una gran fuente de recursos e inspiración.
Conecta con personas y lugares inspiradores
Como bien dijo Einstein, “si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Tus ideas también necesitan un soplo de aire fresco: conocer personas inspiradoras y descubrir lugares estimulantes. Te ofrecerán nuevas perspectivas y puntos de vista diferentes. ¡Aprovéchalos!
Aprende algo nuevo cada día
No nos referimos a que te pongas a empollar como un loco tus antiguos libros de la carrera, ¡ni mucho menos! Se trata de mantener un aprendizaje activo y aportar nuevas ideas a tu mente. Coge una revista que te guste, escucha podcasts o, sencillamente, déjate atrapar por cualquier libro. Si no sabes por cuál empezar, nuestros coworkers pueden ayudarte con algunas recomendaciones ;).
Explora con el journaling
Llevar un registro diario de tus pensamientos y plasmarlos en papel ayuda a dar claridad a la mente y organizar mejor las ideas. Hay cientos de formas de realizar esta práctica y ninguna de ellas está bien o mal. Simplemente, escoge el método que mejor se adapte a ti y deja rienda suelta a la creatividad. Recuerda: no impongas el journaling como una obligación, ¡debe ser un ejercicio relajante e inspirador!
Fomenta hábitos saludables
Es fácil que a veces nos encontremos sometidos a niveles de exigencia y presión tan grandes que acaben por provocarnos un bloqueo mental. De nada nos servirá todo el trabajo creativo si no promovemos hábitos saludables para conseguir una mens sana in corpore sano. Descansa lo necesario, establece rutinas y horarios, sigue una dieta equilibrada, haz ejercicio, desconecta, relájate y huye de la ansiedad y el estrés. Verás como mejora tu estado de ánimo y, por consiguiente, tu creatividad.
¡Empieza ya!
Deja de mirar las musarañas a la espera de que llegue alguna idea divina. La creatividad no suele ser buena amiga de la procrastinación. Si lo dejas todo para el final, corres el riesgo de verte superado por la presión y el tiempo a contrarreloj. Lo único que conseguirás es bloquearte todavía más o, con suerte, sacar ideas improvisadas pero poco meditada. Recuerda, si quieres que llegue la inspiración, ¡mejor que te pille trabajando!