Aquí lo sabemos, aquí lo vivimos, aquí somos fans del “CO”. Colaborar, cotrabajar, compartir, coworking. Cada día estamos más seguros de que en equipo los productos son siempre de más calidad, porque todos sumamos y si tenemos en cuenta las aportaciones individuales, el resultado es mucho más eficaz que si hubiera sido fruto de una sola mente. Vale, es cierto, siempre hay aquel cerebro que puede con cincuenta cabezas, pero, en la mayoría de los casos, como bien dijo el célebre vendedor Zig Zaglar: “Los individuos marcan goles, pero los equipos ganan partidos”.

¿Por qué hablamos de esto hoy? ¿Porque nos hemos levantado con ganas de abrir la ventana y gritar a pleno pulmón que nos gusta compartir? No. Es que el jueves se estrena Compartir mola, un documental sobre el desarrollo de la economía colaborativa en que diferentes personas y entidades vinculadas al ámbito explican sus experiencias y sus opiniones. Hasta 40 empresas –entre las que se encuentran Blablacar, Goteo, Bluemove o Airbnb- participan en una película que no tiene director y que la plataforma Tutellus se ha encargado de montar.

Y aquí es donde entra el coworking. Iniciativas como los espacios de trabajo compartido son un ejemplo más que evidente de que estamos en un mundo “CO”. Incluso el estreno de la película, además de hacerlo en diferentes salas de cine de España, se podrá ver en algunos espacios de coworking. Todos aquellos que formamos parte de una comunidad sabemos qué significa el coworking y sí, es mucho más que una mesa, una silla y personas a tu alrededor; es también apoyo, experiencias, anécdotas y sonrisas.

Sonríe. Esta es una de las filosofías que se repiten a lo largo de la película, que tiene como objetivo demostrar con ejemplos qué es eso de la “economía colaborativa”. ¿El guión? La suma de intereses comunes de todos y cada uno de los protagonistas del documental. Este film pretende demostrar que el consumo colaborativo está llegando a su máxima expresión y el impacto en la sociedad resulta evidente. De este modo, Compartir mola analiza en profundidad qué significa compartir para sí aprovechar todos nuestros recursos –también los conocimientos- para intercambiarlos con otras personas.

En este contexto, el coworking tiene algo que decir, porque en un espacio así, además de trabajar todos juntos y encontrarnos a la hora de la comida para hablar de lo que sea, también se establecen sinergias entre los coworkers. A uno le interesan los servicios que ofrece otro y a aquel otro le convendrían los conocimientos del uno; el apoyo entre profesionales es una rutina habitual en un espacio compartido y, por este motivo, consideramos que se debe dar a conocer mucho más. ¿Por qué no hacer de la filosofía del “CO” un estilo de vida? En Meet no entendemos la vida de otra forma. 🙂