¿Hay alguien hoy que aún no conozca qué es el coworking? Cuando abrimos nuestro espacio, hace ocho años, muchos se preguntaban en qué consistían los espacios de trabajo compartido. Han pasado casi diez temporadas y el panorama se ha transformado por completo: coworking ya no es –para nada—un concepto extraño. De hecho, en estos años ha ido transformándose. Existe aún un coworking puro, original y con mucha personalidad, pero también han ido apareciendo espacios de coworking que han cambiado el concepto para apostar por una visión mucho más ambiciosa.

El coworking son las personas. Si en algún lugar la palabra ‘comunidad’ tiene el poder de construir, crear y crecer, es en el coworking. La unión, la colaboración y las sinergias son las culpables de que en los espacios de coworking los emprendedores puedan impulsar con éxito sus proyectos. En definitiva, el coworking va mucho más allá de ser un lugar de trabajo compartido: se trata de una forma de entender el futuro a partir de la suma, de los contactos, del intercambio de conocimientos, etc. Pero la realidad se ha transformado: el boom del coworking ha dado lugar a que empresas inmobiliarias y otros inversores se interesen por el tema. Según afirma Antonio González, CEO de Impact HUB Madrid, de forma muy contundente: «como consecuencia de esta ebullición, el sector vive una crisis de personalidad».

Hoy el coworking ha perdido parte de su esencia pura de compartir y no solo trabajar, de colaborar y no solo hablar, de entenderse y no solo comunicar, pero no ha perdido su relevancia. Nadie puede negar que el concepto está de moda y, en consecuencia, van apareciendo nuevos espacios en todas partes. Existen espacios reducidos, con una atención personalizada y un ambiente familiar que invita a relacionarse muy fácilmente; pero también los hay que albergan a una gran cantidad de profesionales. Son auténticos centros de negocio equipados con todo tipo de salas, comedores, terrazas, ¡e incluso piscinas!

Pero como todo en esta vida, tanto si son grandes como si son pequeños, todos los espacios de coworking tienen sus ventajas y sus desventajas. En espacios tan grandes es más complicado establecer relaciones personales y profesionales con otros autónomos o miembros de empresas que trabajan bajo el mismo techo; y en los más reducidos, es más difícil encontrar espacios que estén equipados con salas de todo tipo o que tengan… ¡una piscina!

En este punto es donde nos tenemos que preguntar: ¿qué es lo que yo busco? El coworking nació para facilitar el impulso de emprendedores a través de la cooperación. Si este es también tu objetivo, apuesta por un espacio familiar en el que puedas establecer relaciones profesionales de forma rápida y sencilla. Si, por el contrario, priorizas formar parte de un espacio grande, en el que cada uno trabaje en lo suyo y prefieres observar en lugar de participar, quizás necesitas un coworking de grandes dimensiones.